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Volver a casa después de vivir un tiempo en el extranjero

Cuando viajamos a otro país pasamos por una serie de procesos que nos van modificando poco a poco nuestra manera de ver el mundo, volver a casa tampoco te deja indiferente. Aunque regreses al mismo lugar, has dejado de ser la misma persona que voló con su vida en una maleta para conocer el mundo; ahora eres más independiente y la experiencia te ha hecho madurar

Al irte de tu país, tu memoria se fijará en ese momento y permanecerá inalterada para siempre. En tu nuevo destino, siempre echarás de menos esa ciudad en la que vivías, la familia, los amigos, la comida y muchas de las cosas que formaban parte de tu vida, incluso idealizarás ese recuerdo.

Pero, ¿qué pasará cuando decidas volver? Es una pregunta que nos hacemos los que ya llevamos un tiempo fuera. Siempre llega el momento en que uno desea volver a su país de origen. Sentir la necesidad de estar en el lugar en el que nacieron, al que pertenecen y de sumergirse en la comodidad de lo familiar.

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Volver a casa para quedarse después de una temporada expatriado es sentirse pleno, es creer que no hay nada imposible, llenar de aire los pulmones, relajado, sin dificultad para respirar. Es alegría, energía, un subidón constante de adrenalina y mariposas en el estomago. Son abrazos de emoción, fiestas continuadas de bienvenida y un hambre de comer todo lo que extrañabas. Normalmente, cuanto mayor haya sido el tiempo fuera y la distancia, mayores serán estas sensaciones.

Igual que mayor será el golpe de realidad lo que sorprende a un expatriado retornado. Los expertos lo llaman Choque Cultural Inverso. “Creo que no hay realmente una manera de describir este sentimiento a quienes no lo han vivido. Es como una caída libre, como flotar sin rumbo en unas aguas tranquilas. Te sientes fuera de lugar”, explica Corey Heller, en su artículo Returning Home After Living Abroad (Volver a casa tras haber vivido en el extranjero), publicado en Multilingual Living.

Comienza cuando compruebas que la vida ha seguido mientras tú no estabas. Era obvio, por supuesto. Sin embargo, hasta ahora, no te afectaba. No vivías el cambio de costumbres y rutinas, el cierre de los lugares que te gustaba visitar antes o la aparición de palabras como boda, hipoteca o bebé en el vocabulario de tus amigos. Y tú, que aparentemente estabas en casa, donde todo iba a ser fácil, te encuentras con que, desaparecida la euforia inicial, tienes que comenzar el proceso de readaptación a una vida, que creías la de siempre, pero que resulta ser todavía más nueva que la que acabas de dejar atrás.

Y lo mismo: cuanto mayor haya sido el tiempo fuera y la distancia, mayor será la tarea de reconstrucción y el riesgo de no sentirte nunca como en casa. “Si te quedas mucho tiempo en tu país de acogida, nunca puedes volver a casa. Te vuelves un extranjero permanente, nunca lo suficientemente local y nunca satisfecho en casa”, explica el artículo ¿Hogar Dulce Hogar? Gestionando el Choque Cultural Inverso, publicado en la revista Forbes.

Así que, ahí estás tú, intentando entender cómo es posible que la sensación de que todo sigue igual conviva con la realidad de que todo ha cambiado, incluido tú. “Vivir en otro país te cambia para siempre. Nunca serás el mismo y nunca verás las cosas de la misma manera”, analiza Heller.

Muchas veces, tus  familiares y amigos esperarán que te comportes como siempre habías hecho. En este sentido, la University Studies Abroad Consortium, de la Universidad de Nevada, recomienda “intentar ajustarse a la vida en el lugar de origen sin perder las ideas y valores que te formaron mientras estuviste fuera, y resistir a la tentación de volver a tu antiguo yo para satisfacer las expectativas de los demás”.

Entre tanto desconcierto, búsqueda de sitio y más bajones anímicos de los que te esperabas, un día te descubres pensando con nostalgia en esa ciudad de acogida de la que antes tanto querías salir. Echando de menos a la que fue tu casa en los últimos tiempos, pero que nunca llegaste a sentir como tal, de la misma forma que ahora no sientes este lugar. En definitiva, iniciándote en el síndrome del viajero eterno, de los que una vez se fueron y ahora no saben volver, de los que no saben a qué lugar pertenecen y a qué lugar pueden considerar su hogar.

Heller reflexiona sobre ese sentirse fuera de casa en todo momento y trata de ponerle remedio. “Ya no me hago la pregunta de si algún día volveré a tener la sensación completa de un hogar. Ahora me pregunto cómo puedo sentirme en casa en el lugar en el que estoy en este momento, con estas experiencias, encontrando, así, en cada momento la forma de volver a casa”.

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Por eso con ayuda de diversas opiniones hoy he querido recopilar algunas cosas que suceden cuando vuelves a casa después de un periodo en el extranjero. ¿Te ha pasado algo similar?, ¿Qué crees que falto?

1. Eres más independiente

Te has tenido que valer por ti mismo durante mucho tiempo y ahora no necesitas a nadie para continuar con los planes que te apetece hacer. Aprendes a valorar también los momentos de soledad, el silencio y la tranquilidad y no dudas en hacer planes tú solo sin necesidad de nadie que te acompañe.

2. Aunque estás feliz de volver a casa, echas de menos vivir en ese país: con sus pros y contras.

Lo cierto es que esa etapa que has pasado en el extranjero te marca. Y justo por eso echas de menos la vida allí y todo lo que hacía especial tu día a día.

3. No dejas de comparar entre ambos países: es imposible no hacerlo.

Comparas todo, desde cuestiones culturales, los precios de los supermercados, de las cervezas, el coste de salir a cenar, de ir al cine… pero tranquilos, ¡Es una fase! Desaparecerá poco a poco…

4. Te cambia la visión de las cosas.

Has vivido una etapa muy intensa, conocido gente que te ha sumado y de las que has aprendido muchísimo y te has dado cuenta de qué cosas son importantes. Aprendes a vivir de otra manera, disfrutando y sintiendo sin que te importen ya tanto las apariencias o lo que opine el resto.

5. Te das cuenta de que la relación con tus amigos y familiares comienza a ser distinta.

Por muy corta que sea tu estancia en el extranjero, los cambios y lo que te hace crecer la experiencia se notan desde el minuto uno. Cuando vuelves das menos importancia a algunas cosas y más a otras; valoras más el apoyo y los momentos felices y huyes mucho más de los malos rollos. En muchos momentos no entiendes comportamientos de la gente que tienes alrededor y te desorientas. Pero el problema no son ellos; eres tú, que has cambiado.

6. Te das cuenta de que muchos amigos que conociste fuera seguirán formando parte de tu vida.

Y es que se hacen amigos que sabes que serán para toda la vida. Vivieron muchos momentos juntos y ¡eso no se olvida con facilidad! Con muchos de ellos seguirás en contacto y la amistad se hará cada vez más fuerte, ya que han vivido la misma experiencia que tú y tienen muchísimas cosas en común.

7. Tienes una crisis de identidad que ni siquiera tú entiendes: ¿Quién soy?

¿Qué estoy haciendo con mi vida? Son preguntas que a todo el mundo le surgen después de un periodo de tantos cambios. Con el tiempo resolverás las incógnitas y te darás cuenta que vuelves con más fortaleza que cuando te fuiste.

8. Te centras mucho más en ti: te importa cómo te sientes tú y lo que quieres en tu vida.

Porque, a fin de cuentas, ¿quién hará eso por ti? No es que seas egoísta, es que has aprendido que estar feliz, conocerte a ti mismo y equilibrar las cosas que consideras importantes. Habrá mucha gente que no entienda este cambio; simplemente guíate de lo que te haga feliz.

9. Tienes que empezar a recalcular tu vida desde cero.

Se ha acabado una etapa y llega una nueva llena de incertidumbres y cambios. Tómatelo con calma para evitar agobiarte y verás como poco a poco tu vida vuelve a encauzarse. Y es que tienes que quedarte con la experiencia y saborear las nuevas oportunidades que aparecen a la vuelta a casa. Date tiempo, disfruta a tu familia y tus seres queridos y con su apoyo poco a poco volverás a sentirte en casa.

Síndrome de los veintitantos

 

 

Acerca de Flor de Guadalupe Ortíz Gómez (128 Artículos)
Mi pasión es la ciencia, la investigación y la ingeniería pero yo siempre he pensado que eso no esta peleado con el arte, la cultura, la literatura y el pensamiento critico. Soy mexicana pero actualmente vivo en Madrid, España. Mi propósito es generar contenido interesante en Internet de una forma bien fundamentada. Contáctame para cualquier comentario o sugerencia que tengas sobre la página o si deseas que publiquemos algo en tu nombre

2 Comentarios en Volver a casa después de vivir un tiempo en el extranjero

  1. Cuando vuelves a tu país de origen después de algún tiempo, lo primero que sientes es que tu avanzaste y ellos, amigos, familia, se quedaron en el mismo sitio. Esa sensación dura algunas semanas, meses. Para después darte cuenta que ya no encajas igual que antes y el motivo es simple… ya no eres el mismo que se fue.

    Los amigos que hiciste al estar lejos se vuelven más que tu familia, esos lazos no se rompen nunca, porque fueron las anclas que te permitieron no perder la base de tu vida allá y siempre los anhelarás.

    Esa ciudad que elegiste para vivir nunca será el lugar de turismo o paseo que los demás ven… siempre será tu hogar!! El Segundo, pero tú hogar y cada vez que vuelvas lo verás como el sitio que te albergó y donde están miles de tus recuerdos, los mejores momentos y también los peores, donde la soledad de la lejanía de tu primer hogar se transforma con el tiempo en tu refugio para el resto de tu vida.

    No hay mejor regalo de la vida que poder tener 2 o más sitios en donde siempre tengas la ilusión de volver a vivir!!! Cuando estás en tu segundo hogar, añorarás el otro y cuando vayas a ese primero, te quedará el vacío del pedazo de alma que dejaste en El Segundo. Y aunque nunca estés completo nuevamente…. la experiencia, ténlo por seguro…. a valido la pena!!!!

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